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Cómo mantener la piel hidratada tras la exposición solar

Con la llegada del buen tiempo y el aumento de las horas al aire libre, nuestra piel se ve más expuesta a los efectos del sol. Aunque una dosis adecuada de radiación solar puede aportar beneficios como la síntesis de vitamina D, también conlleva riesgos si no se toman las medidas adecuadas antes, durante y después de la exposición.

Uno de los aspectos fundamentales en el cuidado postsolar es la hidratación de la piel, clave para mantener su salud, elasticidad y aspecto luminoso. Tras la exposición solar, incluso cuando no hay quemaduras visibles, la piel puede perder agua, lípidos y sufrir un incremento del estrés oxidativo. Esta pérdida de equilibrio compromete la función barrera de la epidermis, volviéndola más vulnerable y sensible.

¿Por qué se deshidrata la piel tras el sol?

Durante la exposición al sol, especialmente en las horas centrales del día, la radiación ultravioleta (UV) provoca un aumento de la temperatura cutánea. Esta elevación térmica favorece la evaporación de agua desde las capas más superficiales de la piel, lo que se traduce en deshidratación transepidérmica. Además, los rayos UV pueden alterar la estructura de las proteínas dérmicas y reducir la capacidad de la piel para retener agua.

La exposición solar también genera radicales libres que afectan la integridad de las membranas celulares, disminuyen la producción de colágeno y fomentan la inflamación, lo que acentúa aún más la sequedad y la tirantez.

Claves para una hidratación cutánea eficaz

1. Hidratación interna

Mantener una correcta ingesta de agua es el primer paso para conservar la hidratación general del organismo, incluida la piel. En épocas de calor o después de una jornada al sol, se recomienda aumentar el consumo de líquidos, priorizando el agua y evitando bebidas deshidratantes como el alcohol o aquellas con alto contenido en cafeína.

2. Ducha templada y suave limpieza

Después de tomar el sol, es aconsejable darse una ducha templada para eliminar restos de sudor, sal o cloro, sin agredir la barrera cutánea. Se deben utilizar productos de limpieza suaves, sin sulfatos ni perfumes intensos, que respeten el pH de la piel.

3. Aplicación de productos hidratantes post-exposición

Una vez limpia, la piel debe recibir una hidratación profunda. En este momento es clave aplicar lociones, emulsiones o bálsamos con una textura adaptada al tipo de piel, que contengan ingredientes humectantes (como la glicerina o el ácido hialurónico), emolientes (como los aceites vegetales) y calmantes (como el pantenol o la alantoína). Estos activos ayudan a restablecer el equilibrio hidrolipídico y calmar la piel, evitando la descamación, la sensación de tirantez o el picor.

4. Constancia en la rutina

La hidratación no debe limitarse a momentos puntuales. Para mantener una piel saludable y preparada para futuras exposiciones solares, es fundamental seguir una rutina diaria de cuidado, que incluya limpieza, hidratación y fotoprotección adecuada.

5. Atención a las zonas más sensibles

No debemos olvidar zonas que con frecuencia descuidamos, como el escote, las orejas, el dorso de las manos o los empeines. Estas áreas suelen recibir mucho sol y son especialmente propensas a la sequedad y al fotoenvejecimiento.

Escucha a tu piel

Cada piel es única y puede reaccionar de forma distinta al sol. Si notas signos persistentes de irritación, sequedad extrema o manchas, consulta con un profesional para adaptar tu rutina a las necesidades específicas de tu piel.

En Farma&cia estamos comprometidos con el bienestar de tu piel durante todo el año. Si tienes dudas o necesitas asesoramiento personalizado, estaremos encantados de ayudarte desde nuestra farmacia en Vigo.

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